El pasado 27 de mayo tuvo lugar la primera sesión del proyecto Informa[TE]: contra la desinformación y la brecha digital en mayores del Colectivo LGTBIQ+. Este proyecto es financiado por la empresa DOW y será ejecutado por la Fundación 26 de Diciembre hasta abril de 2026.
Stéphane M. Grueso, Coordinador adjunto de Maldita Educa y coordinador de contenidos audiovisuales, impartió la primera formación bajo el título "Cómo funciona la desinformación en la era digital" junto a la participación de 15 personas en la Fundación.
El taller arrancó con un recorrido histórico desde la aparición de la imprenta en el siglo XV hasta qué entendemos por desinformación en la actualidad.
¿Qué es lo que hace que una noticia sea noticia? Con esta pregunta se explora la verdad como un concepto complejo. Se aborda cómo una noticia ha de atender a la veracidad.
La desinformación se presenta como un fenómeno que ha existido desde siempre. Con la imprenta de Gutenberg, la cultura de la información deja de estar solo en manos de los monjes. La imprenta democratizó la información pero también dio rienda suelta a la proliferación de bulos. Es en este momento cuando se rompe con la unidireccionalidad de la información, tal como explica Stéphane M. Grueso.
El año 1985 se caracterizó por ser un período de transformaciones sociales, políticas y económicas en distintas partes del mundo. El control de la información y el poder estaba concentrado en pocas manos: los gobiernos (según los países, algunos estaban en transición o autoritarios), los medios de comunicación comenzaban a estar ligados al poder económico y político (a veces aliados y otras veces censurados), y la Iglesia Católica, aún influyente, vivía muchas tensiones en relación a los debates sociales.
1989 fue un año clave para el ascenso de la Red de Internet. Con la creación del sistema www y el crecimiento de las redes académicas y de activistas, se impulsó el inicio de una nueva revolución que puso en marcha la globalización digital.
La aparición de las redes sociales como nuevas formas de compartir la vida
La aparición de las redes sociales a nivel global se da de forma paulatina; evolucionan de la mano de Internet. Su irrupción se desarrolla en tres etapas:
1. Los inicios (1970s - 1990s): una serie de comunidades en línea y de redes primitivas existen gracias a plataformas que sentaron las bases de la interacción digital antes de la aparición de las redes sociales tal como las entendemos hoy en día. Durante este tiempo, se prestó atención a: los foros de discusión por módem (Bulletin Board Systems (BBS) 1978; a los grupos de noticias y debates temáticos (Usenet en 1980); a las comunidades virtuales de páginas web personales (Geocities) en 1994. Considerada como la primera red social moderna, "SixDegrees.com" trabajaba con perfiles, amigos y listas de contactos en 1997.
2. La primera ola (2000 - 2006): el boom de las redes sociales
Frente a una elevada demanda global, surgieron nuevas plataformas más parecidas a las que tenemos en la actualidad. Se contaba con: Friendster (muy popular en Asia desde 2002 y que introdujo el concepto de "amigos" y redes de contactos); MySpace (muy popular entre jóvenes con afición por la música en 2003); Facebook, nacida en 2004 en Harvard que se expandió a las universidades y luego al público en 2006; en 2005, Youtube revolucionó el contenido audiovisual como canal de vídeos entre sus personas usuarias; Twitter (ahora X) surgió como microblogs impulsando la comunicación en tiempo real desde 2006.
Los impactos de Internet se dieron en lo cultural, ya que MySpace y Facebook cambiaron la forma en cómo la gente compartía su vida. En relación a lo político, Twitter comenzaba a usarse en protestas de movimientos sociales.
2. La segunda ola (2010 - actualidad): el algoritmo y las redes móviles
La irrupción de los smartphones y la Web 2.0 en nuestras vidas, alimentó la demanda por una cultura visual más rápida y adictiva: en 2010 surge la red social Instagram asociada a la fotografía. Durante los 2010s aparecen Linkedin, Whatsapp y Telegram como redes profesionales y mensajería; será solo un año después, cuando surge Snapchat, dotada de mensajes efímeros e historias.
En 2011 las redes sociales impulsaron movimientos como la Primavera Árabe pero también participaron de la creación de bulos masivos.
Faltó llegar hasta el año 2016 para que la red social más joven apareciera en el panorama global: Tik Tok nace para ofrecernos vídeos cortos, historias y narrativas recomendadas por un algoritmo.
El impacto que genera el uso de las redes sociales puede llegar a ser de gran alcance; sobre todo tenIendo en cuenta acontecimientos políticos donde la desinformación se convierte en protagonista de campañas electorales digitales (ejemplo de las elecciones de EE.UU en 2016). A nivel social, hay que mencionar la aparición de nuevos empleos liderados por influencers en un sociedad digital cargada de referentes en las redes sociales.
Durante la sesión formativa, Stéphane M. Grueso hizo referencia a cómo "todas las personas participamos de la conversación en Internet". Además, abordó cómo se ha producido un cambio en las estructuras comunicativas en el marco de un cambio sistémico teniendo siempre presente que "la desinformación existe desde que existe la humanidad".
¿Por qué funciona la desinformación?
Con esta pregunta se dio lugar a un extenso debate entre las personas participantes. Las principales motivaciones que ha detrás de la información tienen que ver con el interés económico, el interés ideológico y el interés de crear el caos o "trolear".
Trucos para detectar la desinformación
Durante la sesión se establecieron algunas pautas para identificar qué es y qué no es información:
- Desconfía si te mandan una información con una imagen sin url o link a la noticia.
- Desconfía de una información reenviada demasiadas veces como mensaje de whatsapp.
- Fíjate que la noticia tenga contexto y cuente al menos con un dato. "Si hubiéramos dominado el dato hubiéramos podido parar la mentira mucho antes", Stéphane M. Grueso.
- Siempre verifica antes de compartir: busca la fuente original.
Entre las consecuencias graves derivadas de la desinformación están las siguientes:
- Aumento del odio: los discursos estigmatizantes se incrementar y se vuelven cada vez más peligrosos contra los grupos vulnerables como son el colectivo LGTBIQ +, la población migrante y las mujeres.
- Riesgo para una democracia sana: si no existe una información veraz no podemos tomar decisiones libres.
- Desconfianza en los medios de comunicación: puede darse que muchos prefieran creer en las redes antes que en periodistas.
Con los nuevos tiempos en los que la Inteligencia Artificial ha copado muchos espacios, el problema en la era digital está en saber identificar quién está detrás de una información. Cada vez es más difícil de averiguar.
El ancla que queda es continuar con las siguientes sesiones formativas.